miércoles, 4 de enero de 2012

El amor y el Psicoanlisis (Lios de faltas I)

Este es el primero de una serie de 12 artículos pscioanaliticos que tratan de explicar el desencuentro amoroso basados en los postulados Freud y Lacan. Una imperdible serie que vale la pena leer con unas buenas tetas.


En este primer post de la serie "Líos de faltas" -que trata los enredos en las relaciones amorosas- me gustaría hablar del  desencuentro amoroso y el sufrimiento que éste acarrea cuando se lo vive desde la trampa neurótica; es decir, como una carencia personal.  

Me parece interesante abordar este Lío de faltas desde un una mirada psicoanalítica ya que, según creo, ésta puede ser de gran ayuda en dar luces sobre cómo salir de la trampa neurótica  a la que hice alusión, toda vez que las llamadas "penas de amor" son un tema tan recurrente que parece estar en todas partes: tanto en el discurso de quienes las padecen –prácticamente todo el mundo- hasta en los millones de textos que teorizan acerca de ello, que van desde best sellers de auto-ayuda para el gran público, hasta acuciosas investigaciones y rimbombantes tratados académicos. Esta diversidad de abordajes hacen que, a oídos de ciertos sujetos, el título de “relaciones amorosas” cobre tintes de superficialidad. ¿Por qué entonces, autores “serios”, verdaderos ratones de biblioteca se interesan por un asunto que bien podría ser el contenido de esa revista con la que las señoras hacen hora mientras les hace efecto la mascarilla capilar?  ¿Será porque, en la clínica, el sufrimiento de la mayoría (si es que no de todos) los pacientes tiene que ver con el amor? con su falta, con su exceso, con sus equívocos, etc. Y no me refiero solamente al amor de pareja, si no que a cualquier amor  o reconocimiento: del padre, la madre, el jefe, hermanos, amigos, colegas, etc.

Entonces, partiendo por el (des)amor de pareja, cabe preguntarse qué puede decir el psicoanálisis al respecto. Y la respuesta es “bastante más de lo cabría en este post”. Sin embargo, para sintetizar me centraré en una tesis del psicoanálisis lacaniano que considera al desencuentro amoroso como un hecho estructural. Esto significa que no se trataría acá de un problema que tienen algunos sujetos “neuróticos” que no pueden mantener una “buena relación de pareja”, pensamiento que se basa en el supuesto de que habría una “buena manera” de  hacerlo. Este es eldiscurso de la impotencia, el más difundido a nivel de los medios de comunicación, el que nos hace creer  que la relación ideal existe… solo que estamos un tanto lejos de ella… ¡Pero podríamos alcanzarla!, si compramos el libro o tomamos el cursito de superación personal que aparece a pie de página y seguimos sus consejos.

Este discurso de la impotencia es a la vez un discurso de poder, en el sentido que Roland Barthes le da en su Lección inaugural de la cátedra de semiología "Llamo discurso de poder a todo discurso que engendra la falta, y por ende la culpabilidad del que lo recibe". (Barthes, 1977, p. 118). Este discurso genera en los sujetos que viven una ruptura amorosa la sensación de que a ellos les falta algo. Este sentimiento de minusvalía se traduce en quejas tales como: "Tengo mala suerte en el amor…" o "Tengo un imán para atraer pasteles…/locas…”(según sea el caso) que aluden a algo "fallado" que aquél que enuncia la frase “tendría” y que trae a la base como gran responsable a la idealización, materializada en la fantasía de de que para los demás no es necesariamente sería así, si no que habría gente con  "buena suerte”.

Por el contrario, apuesta psicoanalítica[1] señala  que estas dificultades son propias del ser hablante,  aportando con ello una mirada diferente, donde el problema ya no se juega a nivel de una carencia personal de “algunos”, si no que se refiere –entre otras cosas-  a la relación de la pulsión con la cultura, donde esta última limita la satisfacción pulsional, limitación necesaria para el desarrollo de la cultura. En esta línea, Freud, en su texto “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”, señala: “Esta ineptitud de la pulsión sexual para procurar la satisfacción plena tan pronto es sometida a los primeros reclamos de la cultura pasa a ser la fuente de los más grandiosos logros culturales” (1912, p. 183) .

¿No queríamos progreso?

(Continuará...)
                                                                                                             
By Macarena Jordán.


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